Una lección de reconciliación
Los nativos norteamericanos tenían una ceremonia muy especial para restaurar sus relaciones. Se sentaban en un círculo y pasaban un plato de piedra con tabaco ardiente.
A continuación aspiraban el humo a través de un junco hueco adornado con plumas de ave a la que llamaban “pipa de la paz”. Ésta se usaba para reestablecer la paz y amistad entre los enemigos.
Dios nos creó para tener una relación íntima con él y con los demás. Siempre seremos vulnerables a experimentar desilusiones, sufrimientos, discordias y desacuerdos, pero en lugar de empezar una “guerra de venganza”, es necesario cultivar un corazón de reconciliación. La verdadera reconciliación le hace vivir en paz, incluso con sus enemigos.
“Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”. (Romanos 12:18)
“¿ Qué debo hacer si no he podido convencer a una persona con un corazón endurecido para que nos reconciliemos?”
Usted no es responsable por las reacciones de la gente, pero sí es responsable ante Dios de buscar la reconciliación. Cada persona es directamente responsable delante Dios
“De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”. (Romanos 14:12)
“¿ Debo buscar la reconciliación si sigo enfadado?”
La reconciliación no tendrá ningún efecto si usted no ha arreglado su enojo. Permita que el Espíritu de Dios produzca un arrepentimiento verdadero en su vida y una actitud tal, que se ablande el corazón del ofendido.
“El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte, y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar”. (Proverbios 18:19)
“¿ Qué debo hacer si falla mi esfuerzo por reconciliarme?”
La gente estará observando su comportamiento, así que continúe haciendo lo que es correcto.
“No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres”. (Romanos 12:17)
“ Fallé al relacionarme con un familiar. ¿Qué hago si sé que he fallado y no puedo ser perdonado?”
Usted no puede saber si se le perdonará o no. Lo que usted si sabe es que debe pedir perdón y dejar la respuesta en las manos de Dios. Si se le perdona, ¡bien! Si no, esa persona dará cuentas a Dios por su desobediencia.
“El Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados” (Mateo 9:6)
La espiral descendente de un corazón endurecido
Somos responsables de cómo nos relacionamos con nuestros semejantes. Un corazón endurecido que se niega a asumir su responsabilidad en la vida abre la puerta a problemas con los demás.
Un corazón endurecido…
Niega la existencia del conflicto
Se queda atorado en la injusticia percibida
Domina la conversación sin dar concesiones
Discute el problema con petulancia
Desprecia las disculpas
Desecha cualquier solución
Se distancia emocionalmente de los demás
Decide no permitir que le hieran de nuevo
Tiene deseos de venganza
Daña la reputación de la otra persona
Defiende la inocencia personal
Duda en cumplir cualquier compromiso pasado
“El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será quebrantado, y no habrá para él medicina”. (Proverbios 29:1)
Prepare su corazón para buscar la reconciliación
Prepare su corazón para buscar la reconciliación. (Colosenses 3:15)
La falta de reconciliación afecta su relación con Dios. (Mateo5:23–24)
Busque el perdón y discúlpese por las palabras que han herido a la otra persona. (Proverbios 6:2–3)
Reconozca las reglas básicas de la comunicación. (Efesios 4:2)
- Ofrezca aceptación incondicional.
- Confronte el problema, no a la persona.
- Escuche sin interrumpir.
- Exprese sus sentimientos con palabras claras.
- Use palabras que edifiquen la autoestima.
- Que su meta sea la comprensión mutua.
- Dé más de lo que espera recibir.
Sea amable y manso y confíe en que Dios hará su obra en el corazón de la otra persona. (2 Timoteo 2:24–25)
Refleje el carácter de Cristo en todo lo que hace. (Gálatas 2:20)
Busque a un mediador si es necesario. (Mateo 18:16)
No se sienta responsable por los resultados. (Romanos 8:28)
Descanse porque usted ha hecho todo lo posible para buscar la paz. (Romanos 12:18)
Versículo clave para memorizar
“Que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación”. (2 Corintios 5:19)
Pasaje clave para leer y meditar
Mateo 5:23–24
Cuando alguien se niega a la reconciliación
Recuerde . . .
- Si usted está arrepentido de corazón, ha alcanzado el perdón total de Dios. (1 Juan 1:8–9)
- Ore por aquellos que se niegan a reconciliarse, tal vez hay una necesidad no cubierta. (Mateo 5:44)
- Dios nunca lo deja solo cuando pierde una relación íntima. (Salmos 34:18)
- Controle lo que dice de los que se niegan a reconciliarse. (Romanos 12:14)
- No sea vengativo (a), a su tiempo Dios juzgará a aquellos que hacen mal. (Romanos 12:19)
- Dios hará su buena obra en usted a pesar de las dificultades. (Romanos 8:28)
“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”. (Gálatas 6:9)
Ponga a prueba la condición de su corazón
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