Lecciones de una marioneta
“Los que dicen mentiras blancas pronto sufrirán de daltonismo”.
—Fuente desconocida
Si cada vez que dijera una mentira, le creciera la nariz, ¿dejaría de decirlas? Pinocho era una marioneta de madera a quien se dio la oportunidad de convertirse en un niño de verdad, con una sola condición, tenía que escuchar y obedecer a su conciencia. Cada vez que dijera una mentira, le crecería la nariz.
Pinocho luchó contra su conciencia. Una y otra vez tuvo que decidir entre decir una mentira o ser avergonzado o decir la verdad y perderse la diversión. En cada ocasión, le pareció que la mentira era mejor que la verdad. Al cabo del tiempo, su conciencia se acalló porque mentía continuamente. Pero cada vez que decía una mentira, su nariz crecía y crecía hasta que llegó a medir casi un metro; entonces se dio cuenta de que jamás sería un niño de verdad.
Quizá usted también lucha en su interior con el mal hábito de mentir. Tiene metas en su trabajo y la única manera de obtener un cliente más es prometer algo que no puede cumplir. Se acerca el día de entregar algo donde va de por medio su reputación y declara que ya está hecho cuando en realidad todavía está trabajando en ello. Sus seres queridos saldrán perjudicados si dice la verdad, así que miente para protegerlos. Igual que Pinocho, usted miente porque es fácil y porque parece la mejor salida a sus problemas. Sin embargo, al final de todo, sus mentiras afectan su carácter y la identidad que Dios le ha dado. No puede mentir para siempre y pensar que disfrutará de una vida de fe en obediencia a la voluntad de Dios porque…
“He aquí, tú [Dios] amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría”. (Salmos 51:6)
Ejemplos de “mentiritas blancas”
- No puedo decir: “Estoy muy cansado para ir a tu casa”. Heriré los sentimientos de mi madre.
Sólo diré: “Tengo otros planes”.
- No puedo decir: “Estoy deprimido(a)”. Pero se supone que los cristianos controlan su vida.
Sólo diré: “Tengo dolor de cabeza”.
- No puedo decir: “No quiero salir contigo”. Heriré sus sentimientos.
Sólo diré: “Voy a salir de viaje”.
- No puedo decir: “Olvidé leer el libro que me regalaste”. Pensará que no aprecio su regalo.
Sólo diré: “No he terminado de leerlo todavía”.
- No puedo decir: “No te he mandado el cheque todavía”. Pensará que no quiero pagarle.
Sólo diré: “Ya está en el correo”.
- No puedo decir: “Papá está borracho”. Me va a aborrecer.
Sólo diré: “Se quedó en casa porque tiene gripe”.
“Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. (Hebreos 4:13)
EL TEMOR: Causa externa de la mentira
Naturaleza caída
- Todos nacemos con una naturaleza pecaminosa. (Romanos 3:23)
- Tenemos una tendencia natural a desconfiar de Dios, pero él no puede mentir. (Tito 1:2)
- Naturalmente tendemos a escuchar a Satanás, el padre de la mentira. (Juan 8:44)
- Deseamos engañarnos a nosotros mismos para escondernos de la verdad. (Salmos 51:5)
Envidia (Génesis 27:21–24)
- Tenemos celos de los demás.
- Deseamos perjudicar a otros.
- Deseamos ganancias personales o materiales.
Anhelo de ser aceptados (2 Crónicas 18:15–22)
- Deseamos quedar bien delante de los demás.
- Deseamos alabanza y reconocimiento.
- Buscamos nuestra significancia personal.
Auto protección (Isaías 28:15)
- No queremos recibir las consecuencias negativas.
- Queremos evitar ser descubiertos.
- Deseamos evitar el conflicto.
“Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros”. (Efesios 4:25)
Cuando es difícil decir la verdad
- Reconozca que no puede complacer a todos. (Gálatas 1:10)
- Reconozca que no es responsable de los sentimientos de los demás. (Proverbios 9:7–9)
- Reconozca que puede decir la verdad en amor. (Efesios 4:15)
- Reconozca que usted no es perfecto(a). (Isaías 53:6)
- Reconozca que no es responsable de la forma en que los demás reaccionan a la verdad. (2 Timoteo 2:25–26)
La verdad es un tesoro
- Buscaré siempre la verdad. (Salmos 51:6)
- Escogeré decir la verdad. (Salmos 119:30)
- Viviré por la verdad. (Juan 3:21)
- Andaré en la verdad. (Salmos 26:3)
- Obedeceré la verdad. (1 Pedro 1:22)
- Hablaré sólo la verdad. (Salmos 15:1–2)
- Seré fiel a la verdad. (3 Juan 3)
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. (Juan 14:6)
Versículo clave para memorizar
“Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda la puerta de mis labios”. (Salmos 141:3)
Pasaje clave para leer y meditar
Cómo librarse del engaño
- Aprenda cuáles son las consecuencias expresadas por Dios en cuanto a la mentira y su repudio contra ésta y el engaño. (Salmos 5:6)
- Desee vivir en completa honestidad y examine sus motivaciones. (Salmos 51:6)
- Decida ser completamente honesto(a) con Dios y acepte sus fracasos. (1 Juan 1:8)
- Descubra las áreas en que es tentado. Deténgase y piense antes de responder. (Salmos 141:3)
- Decida vivir para reflejar a Cristo que mora en usted. (Romanos 8:29)
- Confíe en la fuerza que posee en Cristo para cambiar. (Filipenses 4:13)
- Deléitese en la verdad, que es más satisfactoria que la mentira. (Proverbios 28:13)
“El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. (Proverbios 28:13)
Conozca las consecuencias de vivir mintiendo
- Dios aborrece la mentira. (Proverbios 12:22)
- La mentira rompe la unidad. (Efesios 4:25)
- La mentira perjudica a los demás. (Proverbios 29:12)
- La mentira agrava los problemas. (Génesis 20:1–18)
- Mentir a otros es mentir a Dios. (Lucas 15:21)
- Los mentirosos se juntan con los mentirosos. (Proverbios 17:4)
- Los mentirosos disfrutan mintiendo. (Proverbios 19:28)
- Son muy peligrosos los mentirosos que afirman que sus mentiras son bromas. (Proverbios 26:18–19)
- Las mentiras tienen consecuencias y multiplican el pecado. (Jeremías 9:3)
- La mentira se descubre con el tiempo. (Proverbios 12:19)
- La mentira recibirá su castigo. (Proverbios 19:5)
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