Los efectos lacerantes de la crítica
En ocasiones, los que viven cerca de usted adoptan el papel de “lija del cielo”. Se trata de los expertos en encontrar fallas y errores sin importar cuán pequeños sean. Ellos centran toda su atención en ellos.
El resultado de esa actitud tan nociva es todo, menos provechoso, y no logra la mejoría de la persona. Más bien, las palabras hirientes laceran y lastiman, afectan la autoestima, y nos agotan emocionalmente.
Todos somos responsables ante Dios de la manera en que usamos las palabras. En especial, las que lastiman al prójimo. El exceso de palabras críticas no se produce en el corazón del sabio ni refleja lo que hay en el corazón de Dios.
“En las muchas palabras no falta el pecado; mas el que refrena sus labios es prudente”. (Proverbios 10:19)
“¿ Qué es la crítica?”
En el campeonato de tenis de Wimbledon, Inglaterra, el juez del partido se coloca en una silla elevada al lado de la red que hay entre los competidores. El árbitro se ha ganado el derecho de ser juez. Se le invita porque tiene buena
reputación de ser certero y justo. Cuando un jugador hace un saque y la pelota sale de la línea, el juez grita: “¡Falta!” Esta clase de llamada de atención es apropiada y apreciada.
Sin embargo, el que juzga y critica a los demás no se ha ganado la reputación de ser certero ni justo. Es un crítico que se sienta en una silla elevada sobre los demás, sin haber sido invitado, y se la pasa gritando: “¡Falta… falta… falta!” Esas llamadas de atención no son apropiadas ni apreciadas.
La Biblia tiene mucho que decir a los que poseen el espíritu de la crítica, los que se sientan en la silla del juez mirando a los demás con desprecio.
“Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo”. (Romanos 14:10)
Cortinas de humo
La siguiente lista le ayudará a entender a la persona criticona.
Además, puede usarla como examen personal para ver si existen tales cortinas de humo en su propia vida. ¿Alguna vez…
- piensa en secreto que usted es mejor que los demás?
- concibe ideas acerca de otros sin conocer toda la verdad?
- busca vengarse por una ofensa recibida?
- bromea con la intención de lastimar a alguien?
- envidia el éxito de los demás?
- culpa a los demás por algo que usted hizo?
- disimula su propio descontento?
- es rebelde contra la autoridad?
- usa el sarcasmo para burlarse de los demás?
- se eleva a sí mismo y menosprecia a otros?
- nutre sus tendencias perfeccionistas para aparentar ser mejor que los demás?
Heridas en la niñez
La rima infantil que dice: “Los palos y las piedras pueden romper mis huesos, ¡pero las palabras nunca me lastimarán!” está muy lejos de la realidad. La crítica puede ser más perjudicial que una catástrofe natural. Tal vez la destrucción no sea visible, pero el daño provocado en el espíritu de un niño tiene consecuencias devastadoras. Muchos pequeños que crecen recibiendo mensajes que lastiman su auto-estima, recurren a la crítica como mecanismo de defensa. Los mensajes negativos que la gente escucha una y otra vez hacen que se sienta lastimada y a su vez, que ¡lastime a los demás!
La aspereza dice— “No eres digno de mi consideración”.
La falta de interés dice— “No tienes valor”.
El rechazo dice— “No eres aceptado”.
La burla dice— “Eres despreciable y mereces el maltrato”.
Versículo clave para memorizar
“Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno”. (Colosenses 4:6)
Pasaje clave para leer y meditar
Cómo reaccionar ante la crítica de los demás
- Tenga la seguridad de que puede aceptar al prójimo de la misma manera que Cristo lo acepta a usted. (Romanos 15:7)
- Tenga la mente abierta para aceptar la más mínima verdad cuando se le critique. (Proverbios 17:10)
- Acepte la crítica sin ponerse a la defensiva. (Proverbios 15:12)
- Tome la determinación de hablar bien de su crítico. (Romanos 12:14)
- Comprométase a orar por su crítico. (Mateo 5:44)
- Recuerde que como seguidor de Cristo, usted será objeto de la crítica. (Mateo 5:11)
- Anímese sabiendo que será disciplinado por Dios porque usted es su hijo. (Hebreos 12:5–6)
- Dependa de la perspectiva del Señor para determinar su valor y estima, no de la opinión de los demás. (Gálatas 1:10)
- Discierna si es verdad la crítica que le hacen los demás. (Proverbios 16:21)
“No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal”. (Romanos 12:21)
Abra su corazón para ser un animador
- Un animador posee un corazón humilde, un corazón que reconoce sus propias debilidades. (Salmos 139:23–24)
- Un animador posee un corazón compasivo, un corazón que se interesa de manera activa en la vida de los demás. (Colosenses 3:12)
- Un animador posee un corazón lleno de aceptación, un corazón que ofrece un sentido de seguridad. (Romanos 15:7)
- Un animador posee un corazón sensible, un corazón que no hiere con palabras. (Efesios 4:29)
- Un animador posee un corazón sabio, un corazón que confía en el Espíritu para decir la verdad. (1 Corintios 2:13)
“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes”. (Efesios 4:29)
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