Descripción | No fue ajeno al dolor…
¿Por qué la gente se acerca tanto a Jesús, especialmente cuando han perdido toda esperanza? ¿Por qué asumen que él tendrá compasión de ellos en su dolor? ¿Por qué se dolería él con su agonía? La respuesta es simple: Jesús no fue ajeno al dolor. Él sufrió burlas y escarnio, menosprecio y azotes, críticas y la misma muerte al ser crucificado. La Biblia dice: “Quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba,sino encomendaba la causa al que juzga justamente”. (1 Pedro 2:23) Cuando vemos que alguien es insultado, o escuchamos que se burlan de alguien, cuando vemos sufrir a otro, sabemos que esa persona entiende el dolor porque lo está sintiendo. Cuando Jesús vivió en la tierra, sus seguidores vieron los insultos injustos que recibió… escucharon las ofensas injustas que le dijeron… vieron el sufrimiento indigno que le impusieron. Por tanto, ellos sabían que él podía entender su dolor e interesarse en sus sufrimientos. Si usted siente que “a nadie le importa su dolor”, ¡a Jesús sí! Si usted piensa que “a nadie le interesa su tristeza”, ¡a Jesús sí! Si usted cree que “nadie se preocupa por su sufrimiento”, ¡Jesús sí! “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. (Hebreos 4:15–17) “ He experimentado una muerte devastadora en mi familia; ya nada es igual. Todos me dicen que todas las cosas volverán a la normalidad, pero ¿están en lo correcto?” Cuando la muerte se lleva a un ser muy querido, la vida jamás volverá “a la normalidad”. Sin embargo, deberá establecer una nueva vida normal. Cuando su vida ha cambiado para siempre por causa de una pérdida que altera la vida, su “normalidad antigua” se desvanece para siempre. Pero al entrar en una nueva rutina con una nueva manera de pensar, desarrollará una nueva normalidad, y con el tiempo, el nivel de consuelo incrementará. Al encontrarse en este proceso recuerde que…
Confíe en el Señor que lo creó y descanse en él cuando al fin encuentre su nueva vida “normal”. “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”. (Proverbios 3:5–6) Cómo decir adiós
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27) Deje ir el pasado
“Y olvidarás tu miseria, o te acordarás de ella como de aguas que pasaron” (Job 11:16). Versículo clave para memorizar “Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí; porque en ti ha confiado mi alma, y en la sombra de tus alas me ampararé hasta que pasen los quebrantos”. (Salmos 57:1) Pasaje clave para leer y meditar Directrices para un luto saludable Directrices emocionales
Directrices físicas (Vea 1 Reyes 19:3–8.)
Directrices espirituales
“El avisado ve el mal y se esconde; mas los simples pasan y llevan el daño”. (Proverbios 27:12) Cómo obtener consuelo Acuda al Señor para toda consolación. (2 Corintios 1:3) Abra su corazón a la realidad del dolor. (2 Corintios 1:9) Tenga una limpia conciencia confesando el pecado y las ofensas del pasado. (Proverbios 28:13) Encuentre el lado positivo de su proceso de sufrimiento. (2 Corintios 7:11) Obtenga el consuelo de las personas que Dios envía a su vida. (2 Corintios 7:6) Refuerce su fe al consolar también a otros. (2 Corintios 1:4) Confíe en la fortaleza de Cristo en usted para tener el poder de reconstruir su vida. (Filipenses 4:13) “Mejor es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón.” (Eclesiastés 7:3) Temas relacionados con el luto
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